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Rompen el sueño de Ana Sofía Sánchez

Acapulco, Gro., 24 de febrero.- La checa Marie Bouzkova acabó con las ilusiones de la mexicana Ana Sofía Sánchez, quien buscaba un lugar en el cuadro principal del Abierto Mexicano de Tenis Telcel.

Bouzkova, de 19 años, y ubicada en el sitio 169 del ranking WTA derrotó a Sánchez con parciales de 6-1 y 6-2, en 84 minutos de juego en la primera ronda del torneo de calificación. Ana Sofía, quien ingresó gracias a un wild card de la organización, se había enfrentado ya en una ocasión a Bouzkova, el año pasado, en el torneo de Stillwater, perteneciente al circuito profesional de la ITF. En ese partido el resultado también fue a favor de la europea.

En su siguiente partido, la checa se medirá con la holandesa Arantxa Rus (124-WTA), quien dejó fuera a la ucraniana Olga Ianchuk por 6-2 y 6-1.
En más resultados, Tereza Martincova, de República Checa, superó a la española Paula Badosa Gibert por doble 6-4. Su próxima rival será la francesa Amandine Hesse, vencedora en el duelo contra la eslovena Dalila Jakupovic, con parciales de 6-2, 2-6 y 7-6 (2), en una hora y 43 minutos de juego.

La estadounidense Jamie Loeb será la rival de la croata Jana Fett, quien eliminó en el primer turno a la mexicana Victoria Rodríguez. Loeb ganaba 6-1 y 1-0 en el segundo set cuando Bibiane Schoofs, de Holanda, se retiró.

También avanzó la italiana Jasmine Paolini, luego de superar a la chilena Daniela Seguel por 3-6, 6-3 y 6-1. En la siguiente fase jugará contra la israelí Deniz Khazaniuk, quien ingresó al certamen como alternante para suplir a la suiza Jil Teichman, que había vencido por 6-1 y 6-2 a la estadounidense Jacqueline Cako.

Tres Mexicanos se despiden de las Qualys

Acapulco, Guerrero, 24 de febrero de 2018. La mexicana Victoria Rodríguez tuvo un complicado encuentro que no le permitió obtener un lugar para el cuadro principal en el Abierto Mexicano de Tenis Telcel, presentado por HSBC, tras caer en la primera ronda de la calificación ante la croata Jana Fett, por parciales de 6-1, 6-1 en un encuentro que se disputó en el Grand Stand Caliente.
Rodríguez, de 22 años no tuvo posibilidad de avanzar al main draw, luego de que la europea ranqueada en el lugar 115 de la WTA le perdió el respeto a la mexicana en su tierra, tras vencerla en 51 minutos de juego.
Ambas jugadoras jamás se habían enfrentado previamente, pero Jana tuvo un 58 por ciento de efectividad en su primer servicio, además de aprovechar las tres dobles faltas que cometió la mexicana, así como un ace. La croata se medirá en la segunda ronda de la calificación ante la estadounidense Jaime Loeb, luego de que la holandesa Bibiana Schoofs, se retiró del partido en el segundo set.
La duranguense, ubicada en el lugar 288 del ranking se retiró con el cariño del público que se dio citó en la ronda de calificación y con esto dejó nula la posibilidad de jugar nuevamente en el cuadro principal del Abierto, tal y como lo hizo en la edición de 2013, en dobles junto a su compatriota Marcela Zacarías, donde ambas fueron eliminadas en la ronda de Cuartos de Final, ante las españolas Lourdes Domínguez Lino y Arantxa Parra Santoja.

Victoria tenía firme el sueño de unirse a su compatriota Renata Zarazúa, de 20 años, quien hasta el momento es la única mexicana que jugará en el cuadro principal de este torneo que verá en acción a la ucraniana Lesia Tsurenko, campeona de Acapulco en 2017, a la francesa Kristina Mladenovic y a la estadounidense Sloane Stephens, monarca en la edición de 2016.
Por su parte, las también mexicanas Ana Sofía Sánchez y Giuliana Olmos aun están a la espera de conseguir un lugar para el main draw de este torneo que está  de fiesta, por lo cual esperan ganar los encuentros que tienen  programados para este día y ubicarse en la segunda ronda de la calificación.

Rafael Nadal y Kei Nishikori pelotean en Acapulco

Acapulco, Guerrero, 23 de febrero, 2018.- Rafael Nadal ya está en Acapulco. El español, finalista de la edición del año pasado, llegó por la mañana al puerto, acompañado de su entrenador, Carlos Moyá. Una hora más tarde, también aterrizó en el puerto Kei Nishikori.

Rafa fue recibido por Raúl Zurutuza, director del Abierto Mexicano del Tenis Telcel, presentado por HSBC, quien dio la bienvenida al campeón del torneo en 2005 y 2013 y quien jugará su primer torneo después de retirarse del Abierto de Australia, por lesión.

Por su parte, Nishikori llegó al puerto después de hacer semifinales en el New York Open, que para él representó el primer torneo del circuito, desde agosto de 2017. Esta será la cuarta participación del nipón en la Bahía de Acapulco. Su mejor actuación aquí fue en 2015, cuando fue superado por el español David Ferrer en la disputa por el título.

Una vez instalados, el mallorquín y el asiático no perdieron el tiempo y se dispusieron a entrenar en la cancha principal del complejo Mextenis. Durante hora y media, mantuvieron un peloteo constante, dando muestra de que están en buenas condiciones para encarar el certamen.

El ibérico es el número dos del mundo y primer sembrado del torneo, por lo que su presencia ha generado gran expectativa. Nadal sólo ha perdido un partido en este certamen, cuando cayó en la final de 2017 ante el estadounidense Sam Querrey.

El número uno, la historia y el futuro están en juego en el US Open

El último Grand Slam de la temporada ya está aquí. New York abre sus puertas para darle la bienvenida al US Open y con él a los mejores tenistas del mundo. A pocos meses de que termine la temporada, este último grande puede representar la pauta que marque el camino al final del 2017.

Si el Masters 1000 de Cincinnati fue un tanto extraño por la falta de jugadores dentro del Top 10, el US Open no será diferente, pues de los 10 primeros lugares actuales del ranking, cuatro de ellos no estarán en suelo estadounidense.

Así, con las ausencias de nombres como Andy Murray, Novak Djokovic y Stan Wawrinka, los favoritos a conquistar el trofeo se reducen, ¿pero qué jugadores son los candidatos a alzar el trofeo de campeón el próximo 10 de septiembre?

Como número uno del mundo, pese a que su gira norteamericana no ha sido la mejor, Rafael Nadal tiene que salir como el candidato principal para ganar el US Open. Con 7 mil 645 puntos en su espalda y cuatro títulos en el 2017, el español vive uno de sus momentos más dulces de su carrera con 31 años.

Ganador de dos títulos en New York, el mallorquín busca acrecentar su cosecha de Grand Slam a 16, para ponerse “solo” a tres de Roger Federer, quien en el papel es la principal amenaza para Nadal.

El suizo arriba al Abierto de Estados Unidos después de un par de semanas de descanso, luego de que problemas en la espalda le impidieran disputar el Masters 1000 de Cincinnati. La Perfección Suiza, si no ocurre nada extraño, ocupará la posición dos del ránking cuando finalice el torneo.

Sin embargo, el objetivo de Roger no solo está en superar a Andy Murray, pues si los resultados lo acompañan y llega a salir campeón, incluso rebasaría al propio Rafa, lo que le daría su título 20 de Grand Slam y sexto en el US Open, lo que engrandecería aún más su leyenda. Eso sí, el propio helvético ha admitido que no se ve ganando tres “grandes” en un mismo año y que no está en su mejor estado físico. Aunque nunca se le puede descartar.

La pelea por el número entre español y suizo es el atractivo principal del US Open. Una rivalidad que regresa a los primeros planos y que hace rememorar las grandes batallas que empezaron a librar hace más de una década atrás. Veremos si alguno de los dos tiene el juego necesario para salir con el trofeo en alto.

Detrás de Federer y Rafael aparece el alemán Alexander Zverev. El joven de 20 años ha explotado su tenis en 2017 y es el máximo ganador de títulos con cinco (empatado con Roger), el último ganado frente al suizo, en la final del Masters 1000 de Toronto.

“Siento qu puedo vencer a cualquiera”, mencionó Zverev antes de iniciar el US Open y en estos momentos no hay alguien que le pueda decir lo contrario. Sexto en el ranking mundial, Alexander se ha ganado el respeto de todos, dentro y fuera de la cancha.

Ver ganar al alemán no sería nada extraño y nadie debería sorprenderse. Con apenas 20 años, al nivel que se encuentra y con el futuro promisorio en el horizonte, Zverev está llamado a reinar el deporte blanco, ¿por qué no comenzar con su primer Grand Slam?

New York abre sus puertas a los aficionados, a los jugadores y al mundo entero para ver el mejor tenis. ¿Quién conquistará US Open el próximo 10 de septiembre? Ahora solo queda esperar.

De días buenos a malos, la vida de Arthur Ashe

Una madrugada de febrero de 1993 se dio la noticia de que Arthur Ashe había perdido la vida, esto debido a una neumonía, una complicación del sida. Si, el ex tenista contrajo el virus del VIH en una transfusión de sangre contaminada, durante una cirugía en 1983. Cinco años después se dio cuenta de que contrajo el virus, esto después de un biopsia que reveló la presencia de toxoplasmosis, una infección parasitaria relacionada con la enfermedad.

Su muerte significó la pérdida de uno de los luchadores sociales en contra del racismo en Estados Unidos. Esto no fue nuevo, Arthur Ashe fue el primer tenista afroamericano que sobresalió y gracias a sus actuaciones rompió las barreras en el deporte blanco. Primero tuvo una gran influencia, pues su entrenador fue Walter Johnson, quien también entrenó a Althea Gibson, quien soportó los insultos racistas y hasta 1950 se convirtió en la primera afroamericana (de cualquier sexo) que recibió una invitación para jugar en el US Open, gracias a una campaña promovida por la American Tennis Association.

En su primer año bajo el mando de Walter Johnson, Asher se convirtió en el primer jugador afroamericano en formar parte de un equipo estadounidense de la Copa Davis, pero no fue todo, su crecimiento fue tan rápido que en tan solo dos años se convirtió en campeón individual de la NCAA, y ayudó a la UCLA a conseguir el título por equipos. En 1969 dio el paso al profesionalismo y los éxitos siguieron.

Con su nueva etapa en el profesionalismo, también comenzó su lucha social en contra del racismo. Pues a él le fue negada la visa por parte del gobierno de Sudáfrica, lo que le impidió jugar el torneo de ese país. Ante ello, Arthur Ashe pidió poner atención sobre las políticas del apartheid, abogando por la expulsión de Sudáfrica del circuito profesional.

Ashe jugó de 1963 a 1980 (cuando anunció su retiro). En 17 años como tenista consiguió ser el número dos del mundo y ganador tres títulos de Grand Slam (Wimbledon, el Abierto de Estados Unidos y el Abierto de Australia en singles), le quedó pendiente Roland Garros. En su carrera acumuló un millón 584 mil 909 dólares por premios.

Tras su retiro no se alejó del deporte, combinó sus luchas sociales con el tenis. Escribió para la revista Time, comentó para la cadena ABC Sports, fundó la Liga Nacional Junior de Tenis de su país y en 1985 integró el Salón Internacional de la Fama del Tenis. Mientras tanto ese mismo año fue arrestado cuando protestó contra la política de apartheid de Sudáfrica. No fue todo, pues volvería a ser arrestado, esta vez en septiembre de 1992 debido a sus protestas contra la política de EE.UU. hacia los inmigrantes haitianos. Esa noche dijo: “Marchar en una protesta es uno de los grandes momentos que uno puede tener en su vida, me liberó un torrente de endorfinas”.

Al padecer sida también comenzó otra  lucha, formó su fundación con el objetivo de erradicar el virus. Lo que sorprende eran sus ganas de vivir, de transmitirle al mundo que no estaba enfermo, probablemente la aparición que hizo en las Naciones Unidas durante el Día Mundial del SIDA es la más recordada, pues su discurso fue tan motivante, que no se esperaba que un año después perdería la vida.

“Tengo días buenos y días malos. Mi proporción de días buenos a días malos es de seis a uno. No creo que nadie en mi etapa de esto sería capaz de pasar sin días malos, pero no quería ir a público porque no estoy enfermo. 

Mary Joe Fernández, la jugadora latina que prefirió a Estados Unidos

Leer el nombre de María José Fernández en el mundo del tenis probablemente no da muchas referencias. Sin embargo, escuchar el de Mary Joe es sinónimo de éxito, pese a ser la misma persona.

Nacida en República Dominicana, con descendencia cubana (madre) y española (padre), Mary Joe decidió representar a Estados Unidos a nivel profesional, pues desde que fue pequeña su familia se trasladó a Miami.

“Tengo mucho de lo latino por parte de mis padres, pero me crié en Miami. Uno nunca sabe qué va a pasar en el futuro, por quién va a jugar, pero por ahora siempre he querido jugar por Estados Unidos”, declaró a los 19 años, pero nunca cambió su opinión y así consiguió el éxito.

Desde muy joven, Fernández demostró su gran capacidad con la raqueta, al ganar en cuatro ocasiones el Orange Bowl, uno de los torneos más importantes de la Asociación de Tenis de Estados Unidos (USTA) y a los 14 años se convirtió en la jugadora más joven en ganar un partido de Grand Slam, en el US Open de 1985.

Mary Joe tuvo la dicha y desdicha de jugar al tenis en una de las épocas doradas, pues compartió cancha con grandes tenistas de la historia, como Steffi Graaf, Martina Navratilova y Mónica Seles, por nombrar algunas.

Aunque en sus años como profesional (1986-2000) se enfrentó a grandes rivales como las mencionadas, Mary Joe demostró que a su juego no le faltó nada para ser una de las mejores e incluso llegó a posicionarse como la cuarta mejor tenista del mundo, el cual fue su mejor ranking.

A nivel individual, la estadounidense se plantó en tres finales de Grand Slams durante su carrera. Dos veces en el Australian Open (1990, 1992) y una más en Roland Garros (1993), para su desgracia fue vencida por dos “monstruos” tenísticos: Graf (par de ocasiones) y Seles.

Como doblista, Fernández encontró su mayor éxito al levantar dos “grandes”: en 1991 el Abierto de Australia y en 1996 el Abierto de Francia son las conquistas más importantes de la estadounidense.

Los Juegos Olímpicos tampoco rehuyeron de Mary Joe y en las justa olímpicas alcanzó la gloria en las dos modalidades. En Barcelona 92 se llevó el oro en dobles, con su compatriota Gigi Fernández, y el bronce de manera individual. Cuatro años después, en Atlanta, repetiría el primer lugar del podio en dobles, junto a Gigi, entrando a los libros de la historia olímpica de los Estados Unidos.

Pese a su gran éxito, Mary Joe no pudo evitarse las críticas hacia su persona, principalmente por nunca haber querido representar a República Dominicana o España y siempre salir con la bandera de las barras y las estrellas.

El retiro definitivo de Fernández fue en el 2000, pero su último título lo alzó en 1997, en Berlín, Alemania. Tras su despedida, la ex jugadora se ha dedicado a promocionar el tenis y ha sido comentarista, por lo que no se ha separado en ningún momento del deporte que la llevó al éxito mundial.

 

La NextGen, el gran motor para el futuro de la ATP

 

Dicen que la juventud es un “divino tesoro” y la ATP ha entendido eso a la perfección, por lo que desde el año 2016 decidió que era momento de darle mayor protagonismo a esos futuros talentos que iban surgiendo en el ranking. Así salió a la luz el torneo NextGen.

Con la intención de darles un lugar con mayor relevancia a los jóvenes, donde el público los reconociera, en noviembre de 2016 se anunciaron las primeras ATP Finals de la NextGen, a celebrarse en Milán en 2017, en la que será una Masters Cup de tenistas con una edad no superior a los 21 años.

A partir de ese momento, el interés del público creció por conocer a esos jugadores menores que controlan el Race to Milan y que al final de la temporada también tendrán una recompensa mayor por mantener su nivel entre los tenistas de su edad.

No es extraño que hoy, además de reconocer a Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic, el público pronuncie en pláticas tenísticas los nombres de Alexander Zverev, Karen Khachanov o Borna Coric, jóvenes que están subiendo de manera constante en el ranking de la ATP.

En la actualidad, de los primeros 10 clasificados en la NextGen, nueve de ellos están colocados dentro del Top 100 de la clasificación mundial, lo que reafirma la calidad e importancia de estos jugadores sub 21 en el tenis contemporáneo.

Sin duda, el hombre más adelantado en las “clases” del curso 2017 es el alemán Alexander Zverev. El joven rubio de 20 años ha explotado por completo su juego en la actual temporada y lidera cómodamente la clasificación de la NextGen con tres mil 625 puntos, lo que incluso le permite estar posicionado en el octavo puesto del ranking mundial, hablándole de tú a tú a los mejores del mundo.

Uno de los países que mejor ha trabajado con su talento joven es Rusia, nación que puede presumir tener al número dos, tres y cuatro en camino a las ATP Finals en Milán. Karen Khachanov, Andrey Rublev y Daniil Medvedev son la joyas rusas de la actualidad.

Por su parte, Estados Unidos busca volver a ser parte de la élite mundial en el tenis masculino después de que Andre Agassi fuera uno de sus últimos referentes. Para conseguirlo Jared Donaldson, Frances Tiafoe y Ernesto Escobedo han trabajado para ser parte y mantenerse dentro del Top 100.

Milán será la parte culminante de más de un año en el que la ATP ha trabajado para poner en el ojo de la afición a esas promesas que de a poco se convierten en el presente del tenis. Un esfuerzo que ha servido para conocer caras nuevas y para presenciar el juego de otros tenistas más allá de los ya conocidos y el resultado es exitoso, pues ahora el público también mira y se emociona con quienes están llamados a conquistar el deporte blanco en pocos años.

 

David Ferrer, el tenista que marcó una época en México

 Hablar de David Ferrer en México es hablar del cuatro veces campeón del Abierto Mexicano de Tenis en la modalidad de singles. Un español que sin duda se robó el corazón, los aplausos y sobre todo la atención de todos los aficionados al tenis en nuestro país, pero también se llevó el torneo en dobles, es toda una una figura en Acapulco. Para ejemplificar esto, Ferrer se convirtió en campeón en México en los 2010, 2011, 2012 y 2015, mientras en la modalidad de dobles alzó el trofeo junto con su compatriota Santiago Ventura en el 2005.
 La carrera del nacido en Javea, España no ha sido fácil. Para permanecer por 7 años consecutivos dentro de los 10 mejores tenistas del mundo de la ATP, Ferrer tuvo que iniciar a practicar tenis a sus 7 años. Debutó como profesional en el año 2000 cuando apenas tenía 20 años y rápidamente demostró sus cualidades ganando F1 de Polonia y F3 de España, lo cual lo colocó en el número 419 dentro del ranking mundial.
En tan solo 2 años de 2002-2004, se logró colar dentro de los mejores 50 del mundo. Esto lo hizo después de ganar el ATP de Bucarest, además de conseguir tres títulos Challenger. Sus resultados lo llevaron a debutar en los cuatro torneos de Grand Slam y en seis ATP Masters Series. Pero la gran sorpresa se dio cuando disputaba el Masters de Roma, pues en primera ronda venció al campeón defensor André Agassi.
Toda una seguidilla de resultados positivos lo llevaron a colocarse en 2005 entre los 8 mejores de Roland Garros, en donde al final fue eliminado por otro español, Rafael Nadal, quien finalmente se coronaria. Lo mejor estaba por venir, pues unos meses después consiguió llegar a la semifinales del US Open. Para 2008 dio un paso importante y se convirtió en el número 2 de España, solo por detrás de Nadal.
A partir de 2010 se encargó de conquistar México con jugadas increíbles, dejando a sus rivales y demostrando porque estaba dentro del Top 10 de la ATP. Pero en México también demostró ser de los mejores de su país, en cada una de las finales que ganó se enfrentó a sus compatriotas, hasta que llegó aquel 2013, en donde Rafael Nadal le quitó el trono y la posibilidad de ganar 4 finales seguidas.
David se apagó por un momento, pensábamos que su final estaba cerca, hasta que en 2017 volvió a levantar un título después de 636 días sin suerte. El escenario fue el torneo de Bastad en Suecia, ahí consiguió alzar su título número 27, después de 17 años de carrera deportiva. El español nos enseñó que cuando parece estar acabado se puede reinventar y ser la mejor versión de él mismo. 
Aunque parece estar lejos de su mejor versión, cuando alcanzó el lugar número 3 dentro del ranking de la ATP en 2013, David Ferrer nos puede sorprender, y entonces mostrarnos la mejor versión de un tenista que marcó una época en el tenis mexicano.

 

Andy Murray y el arte de perseverar para llegar a la grandeza

El tenis mundial ha estado liderado por cuatro hombres en los últimos 15 años: Roger Federer, Rafael Nadal, Novak Djokovic y Andy Murray. Conocidos como el Big Four. Sin embargo, dentro de este sinfónico cuarteto, hay un jugador que pese a ser de los mejores en el orbe, el deporte tardó muchos años en recompensarlo como él quería.
Andy Murray logró escalar hasta el primer lugar de la ATP con 29 años encima, una edad poco habitual para hacerlo, pero que demuestra cuál ha sido el ingrediente principal en la carrera del escocés durante sus más de 10 años de profesionalismo: la perseverancia.
 Durante una década, Andy ha tenido que luchar con tres de los mejores tenistas de la época contemporánea y (probablemente) de la historia. Muchos podrían pensar esa coincidencia como una muy mala suerte, pero Murray se ha encargado de revertir esa situación, al punto de ponerse a la altura y ser considerado en ese grupo de élite.
Acostumbrado a ser visto como ese tenista que jugaba bien, pero era un gran perdedor (sus múltiples finales perdidas en torneos de Grand Slam son parte de su carta de presentación), Murray dio su primer golpe de autoridad en 2012, al ganar el US Open frente a Novak Djokovic, uno de sus eternos rivales.
El ascenso del británico continuó firme y en 2013 llegó uno de los momentos que mayor gloria ha vivido y con ello el reconocimiento y respeto de todo el Reino Unido. De nueva cuenta ante el serbio, Andy se convirtió en el primer jugador británico en conquistar Wimbledon después de 77 años, rompiendo con una larga maldición en el All England Club. 
En 2016 el momento cumbre de Braveheart por fin llegó. Si bien su historial frente a Djokovic, Nadal y Federer no era positivo, Murray, con su perseverancia como estandarte, nunca se dio por vencido y estuvo atento para aprovechar los momentos de mayor flaqueza de sus grandes rivales.
Los problemas físicos de Roger y Nadal, sumado a la gran baja de juego por parte de Djokovic, fue el momento perfecto para que Andy se hiciera con 5 torneos de gran relevancia (considerando Grand Slams y Masters 1000), incluido su segundo Wimbledon y el ATP World Finals, y por fin alcanzar el primer lugar en el ranking.
Fueron 12 años de espera, y ocho desde que estuvo por primera vez en el segundo puesto, para que Murray alcanzara la plenitud como tenista. Fue más de una década de lucha, caídas, renaceres, pero a finales de 2016 el escocés tuvo el placer de verse como el mejor de todos y ser considerado el rival a vencer. No el gran perdedor.
Andy no tiene la cantidad de Grand Slams que otros tenistas, incluidos sus contemporáneos. En su vitrina “apenas” relucen tres grandes (dos Wimbledon y un US Open), pero es ese mismo número el que también lo hace grande, porque dentro de una era dominada por una tercia, el británico se encargó de arrancarles un gran pedazo de ese pastel, se ha superado y, sobre todo, ha sido capaz de mirarlos de frente.
Por eso su nombre es parte de ese Big Four que ha acaparado el tenis y que en la actualidad se mantiene como su líder, pues el número uno sigue en sus manos.

Althea Gibson, la número uno de Estados Unidos

El tenis o en general los deportes de raqueta son muy populares en los Estados Unidos, parece que en la actualidad es cuando vivimos su mejor momento, pero basta con retroceder algunas décadas, para encontrar algunas historias maravillosas del deporte blanco. Una mujer que dejó un legado en Norteamérica es Althea Gibson, simplemente la primera mujer que rompió las barreras raciales y conquistó el corazón de muchos con su increíble juego.

Mientras sus padres Daniel y Annie Bell Gibson trabajaban en un finca algodonera, Althea pasaba horas entrenando padel de una forma poco ortodoxa antes las precariedades de la familia, con el tiempo se adaptó al tenis y consiguió ser campeona de Nueva York a los 12 años de edad.

La historia cuenta que ante el gran talento de Althea, el barrio donde vivía decidió hacer una colecta para que la menor pudiese asistir a una academia de tenis. En 1941 lo lograron, tres años después, en 1944 y después en 1945 ganó los campeonatos nacionales de su categoría y en 1947 ganó el campeonato americano absoluto. Su crecimiento fue rápido, a tal grado que muchas personas se comenzaron a fijar en ella.

El paso más grande que dio dentro de su carrera profesional dentro del tenis, fue cuando Walter Johnson se fijó en ella, logró federarla e inscribir en Florida Agricultural and Mechanical University. Su talento era nato, en ese momento no había mujer que jugara mejor que ella, simplemente era la próxima gran estrella de su país, pero había un problema: su tono de piel.

Soportó los insultos racistas y hasta 1950 se convirtió en la primera afroamericana (de cualquier sexo) que recibió una invitación para jugar el US Open, gracias, entre otras cosas, a una campaña promovida por la American Tennis Association. Aunque cayó en la segunda ronda, su nivel atrajo a medios de comunicación, preguntaban su nombre y se interesaron en ella.

Esto la llevó a dar una gira por Asia, en 1956 Althea Gibson rompió otra barrera, convirtiéndose en la primera jugadora de color en ganar un título de Grand Slam. Fue en París, y fue Roland Garros. Pero ahí no quedó todo, la gran noticia la dio un año después, cuando Gibson se convirtió en la primera jugadora negra en ganar Wimbledon, y en la primera que recibía el trofeo de manos de la reina Isabel II. Fue homenajeada y condecorada por la ciudad de Nueva York, un presagio, porque en esa ciudad, unos meses después, ganaría su primer US Open.

Se convirtió en la número uno del mundo, todos los medios de comunicación hablaban de ella, era sorprendente. Para que una mujer de color volviera a conseguir Wimbledon tuvieron que pasar 43 años. Aunque en ese entonces no se ganaba mucho dinero en el tenis, por ello combinaba sus actividades con la música, cantaba y tocaba el saxofón. Finalmente se hizo comentarista deportiva.

Tiempo después dejó el tenis y se dedicó al golf, aunque su color de piel le trajo problemas. Fue excluida de torneos y tenía que esconderse por miedo a los insultos. Su vida la terminó de forma trágica, se dedicó a ser entrenadora de tenis, en ese momento su salud se deterioró sufrió hemorragias cerebrales y un infarto. Finalmente falleció en 2004 a causa de una infección respiratoria y otra en la vejiga.

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